Mónica & Daniel
BODA VIKINGA, RÚSTICA Y NATURAL EN SIERRA DE GUADARRAMA
Entre montañas majestuosas y bajo un cielo abierto, un ritual vikingo dio inicio a un fin de semana inolvidable en la finca Las Buenas Costumbres, un enclave de piedra y jardines que respira calma y autenticidad.
Lo que allí sucedió fue más que una boda: fue una experiencia inmersiva, donde la fuerza del paisaje se unió a la energía vibrante de familias y amigos. Entre juegos, complicidades y emociones a flor de piel, todo fluyó con naturalidad y belleza.
Inclusiva, multiétnica, libre y llena de sorpresas, esta celebración fue un homenaje a la vida compartida, donde cada instante se convirtió en memoria viva.
Preparativos con esencia
Los preparativos fueron una auténtica pasada. Él se preparó rodeado de su círculo más cercano, y el maquillaje fue un puntazo: sutil pero con detalles que le daban un aire guerrero, en perfecta sintonía con la temática vikinga. Los accesorios no se quedaron atrás: brazaletes de cuero, anillos de calavera, colgantes rúnicos y una capa impresionante que parecía sacada de una saga nórdica de televisión.
Cada elemento contaba una historia, y ver cómo todo cobraba forma fue increíble. Capturar esos momentos de complicidad, nervios y risas fue un privilegio.
Ritual nórdico en las montañas
El corazón de la celebración fue un ritual vikingo lleno de simbolismo. Rodeados por gigantes de piedra y bajo un cielo inmenso, cada palabra, cada gesto resonaba con fuerza. La conexión con la naturaleza era total. Los asistentes no solo presenciaron una ceremonia, sino que la vivieron intensamente.
Como fotógrafo de boda documental, mi objetivo fue captar la esencia de esos momentos. Las miradas emocionadas y de reproches divertidos, las manos entrelazadas, los brindis (sí, durante la ceremonia, son vikingos, recordad), el perro que echaba de menos a su guía, el incienso llenando la sala, las ofrendas a los antepasados… Todo formaba parte de una narrativa visual que buscaba inmortalizar la magia de ese día.
Sables láser y bailes épicos
Luego del banquete y una comida riquísima, brindis llenos de risas y conversaciones que no querías que acabar, llegó algo que nadie se esperaba, ¡el momentazo Star Wars! Bailar con sables láser fue brutal. Los invitados fliparon, y yo, cámara en mano, capturé cada segundo de ese show épico.
Y cuando la música arrancó, ¡boom! La pista de baile se llenó de energía. Saltos, abrazos y bailes desatados. La fiesta fue un torbellino de alegría, y ahí estuve yo para inmortalizarlo todo.
Skål!
¿PREPARADOS PARA LA EXPERIENCIA?
Conectemos y hagamos de vuestra boda una obra que trascienda el tiempo.